24 ene 2017

Historia de las letras A

La A es la primera letra del alfabeto español y la primera de sus vocales. Aparece en el 13% de las palabras; sin embargo, es la segunda que más palabras encabeza. De las 88.431 palabras registradas en el diccionario dela RAE (edición 22.ª, año 2001), 10.392 empiezan con esta letra, el 11’38%.

Es la letra más sonora, que se pronuncia emitiendo la voz con la boca regularmente abierta, sin esfuerzo, por lo que es la primera en ser proferida por los niños.

La A proviene de la letra fenicia áleph, que significaba ‘buey’ y que se escribía como la mayúscula nuestra, solo que al revés, con las patas arriba porque representaba los cuernos del buey, la raya que los atraviesa marcaba las orejas y el vértice formaba el hocico. Según los paleógrafos, los fenicios la tomaron de un antiguo jeroglífico egipcio que representaba la cabeza de un buey. Con el tiempo, los fenicios tumbaron este signo a la derecha, dejándolo muy parecido a una trompeta. De los fenicios la copiaron los griegos, para usarlo como letra A, ya puesta como nosotros la conocemos.

La a minúscula apareció en el siglo II, al redondearse los trazos angulosos de la mayúscula con la escritura rápida y uniendo las letras. Y la forma menos redondeada y que aparece ahora en todos los teclados de ordenador (a) nació para la imprenta.

Aunque la a ha desaparecido con el paso del tiempo de algunas palabras, como pócima (apócima todavía en 1513), sentar (Nebrija la registró a finales del s. XV aún como assentar) o tambor (atambor todavía en 1251), probablemente son muchas más las palabras que han evolucionado incorporándola a su inicio, comoacontecer (contecer en El poema del Mio Cid), aderezar (del antiguo derezar, s. XIII), arrepentirse(repentirse en el Cid), así ( a mediados del s. X, que procedía a su vez del latín sīc ‘así’), atribular (del antiguo tribular), ayer (yer escribía Berceo), azufre (sufre hasta principio del s. XVI), atestiguar (el desusado testiguar sigue en el diccionario académico) o zaguán (azaguán en 1535). Durante siglos, la letraha tenido que disputar con la un puesto en algunas palabras, con desigual resultado. Esto fue lo que sucedió con añadir, que en los orígenes del español era eñadir eñaderarrecife (arracife hacia 1280);esconder, escuchar piedad, que en el Cid aparecen como asconderascuchar piadad, más acordes con sus raíces latinas ABSCONDĔRE, AUSCULTARE y PIETAS. También en el Cid se lee emparar, pero hacia 1200 ya es común amparar, más fiel a su raíz latina ANTEPARĀRE ‘prevenir’. Legaña fue lagaña hasta bien entrado el siglo XVIII y aún ahora conviven en algunos países americanos, siendo en Costa Rica lagaña la única usada. En el caso de humareda humarada (derivadas de humo y con idéntico significado: ‘abundancia de humo’) el resultado provisional es de empate, pues coexisten.

Fuente: www.curiosidario.es

5 ene 2017